El dolor de rodilla es un problema común que se puede presentar en gente de todas las edades y sexo, y gente de profesiones muy diversas. Puede empezar como una molestia leve y luego empeorar poco a poco. Puede ser temporal o alargarse en el tiempo. Y puede tener varios orígenes: una lesión, una sobrecarga haciendo ejercicio físico, sobre peso, un esguince, desgaste de meniscos, artrosis, etc.
Como en toda dolencia, lo primero es evitarla. Eso significa cuidar nuestras rodillas, evitando sobre ejercitarlas en gimnasios o maratones, evitando el sobre peso y sobre todo fortaleciéndolas en todos sus grupos musculares: cuadríceps, isquiotibilales, y músculos de las pantorillas (gemelos, soleo, peroneo)
Sin embargo, cuando se presenta el dolor de rodilla, lo importante es que sepamos identificar su origen. A veces son procesos inflamatorios leves que se resuelven con descanso y hielo. A veces son procesos más complejos que requieren un diagnóstico profesional.
Una forma de aliviar en casa el dolor de rodillas, siguiendo una terapia de calor; es el uso de la rodillera magnética. Esta sirve para mejorar la circulación y aliviar rápidamente el dolor. Es un producto de nanotecnología hecho de turmalina, germanio y magnetos con doble efecto termoeléctrico y piezoeléctrico.
La rodillera magnética se coloca directamente al cuerpo y se recomienda usarlo, máximo 30 minutos por vez, y no más de cuatro veces por día.
Nuestras rodillas constituyen un activo muy valioso nuestro y aunque la tecnología ha avanzado y es posible ya el uso de prótesis de rodillas, el costo es muy alto y la recuperación es larga y dolorosa. Y a veces no se logra. Por tanto cuidar nuestras rodillas es responsabilidad de cada uno de nosotros si queremos estar activos por siempre.